miércoles, 6 de octubre de 2010

Más que un mal día

El cuerpo es un auténtico termómetro de nuestro estado anímico. No estoy descubriendo nada nuevo. Llevo dos días fastidiada, teniendo que marchar del trabajo con fiebre, vómitos, sudores fríos.
Gastritis por estrés es el diagnóstico médico. Decepciones es el diagnóstico mío.
Decepción en el trabajo, porque no tienen en cuenta tu experiencia profesional, les da igual tu opinión, y prefieren seguir equivocándose antes que escuchar tus ideas, y tú vas viendo cómo sin embargo utilizan tu nombre, ése que te llevó 15 años construir con mucho sudor, muchas horas y mucho renunciar a otros aspectos de tu vida.
Decepción en lo personal, porque cuando crees que un amigo te escucha y te entiende y está ahí de confidente, y se establece cierta complicidad, de pronto cambia, de un día para otro, sin darte explicaciones. Es más, cuando se las pides te niega ese cambio que tú percibes, y pierdes a alguien de las pocas personas a las que les has abierto tu corazón sin tapujos. Y pasan a pasar de ti, a huirte, a escaparte, a ni siquiera contestar tus llamadas cuando te humillas una y otra vez a ser tú quien llama porque tu "amigo" no lo hace. Y ni así coge. Y entras en una espiral de la que no sales.
Joder, ¿por qué cuando estás enferma notas más que nunca la soledad? Hiere sin piedad, sientes cada minuto, cada segundo, y sólo deseas que el tiempo pase a toda velocidad sin enterarte de nada.

Tengo fiebre. Tengo mareos. Estoy enferma. ¿Diagnóstico? ¡Yo qué sé! Ya no creo en los médicos

1 comentario:

  1. Impactante en todas tus facetas. Pero recuerda que "la hora más negra sólo tiene 60 minutos" :)

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