miércoles, 9 de marzo de 2011

Aún quedan (muchas) Victorias Kent


Sí. Aún quedan Victorias Kent por el mundo, aquella diputada que defendió en Las Cortes, en 1931, la postura contraria al sufragio femenino. Y es que sí: anteayer, como quien dice, en plena República, las mujeres eran "elegibles" pero no podía elegir. La izquierda "progre" se oponía por miedo a que las mujeres votasen a los curas. (Vaya cosa... Es como si ahora el Gobierno dijese que los empresarios tienen prohibido el derecho al voto por si acaso votan al PP. En fin...). Los argumentos de Victoria Kent venían a decir, más o menos, que las mujeres no estaban "preparadas" para votar, vamos, que ellas, todas, eran analfabetas, mientras que, por lo que se ve, los hombres debían de ser todos licenciados en cuatro o cinco carreras. En su discurso, para colmo, hacía hincapié en que ella lo decía "como mujer". Aconsejo leer el discurso, porque no tiene desperdicio, sobre todo cuando afirma que lo hace "por el bien de las mujeres", porque ellas –pobriñas– no saben lo que les conviene, son tan burras, brutas e ignorantes que no tienen ni idea de lo que les conviene. Nos salió una madre paternalista. Ya veis...
Pues bueno, a lo que iba. Que sí, que hoy, 90 años después de aquello, siguen existiendo entre nosotras muchas Victorias Kent. Desde las que utilizan frases tipo "están hablando de cosas de hombres" –frase, por otra parte, que no encierra ninguna inocencia– hasta las que justifican palabras como que las mujeres de más de 40 años se incorporan al mercado laboral para "ayudar" en la economía doméstica (Adecco dixit, último párrafo página 2 y primero pág. 3). Hay muchas Victorias Kent que no conducen porque su marido les dijo que lo hacen mal, y entonces, se "acostumbraron". Hay muchas Victorias Kent que critican a una ministra que va a la guerra embarazada, pero no critican el ministro que se emborracha con el presidente de tal o cual país (mujeeeeeeer, son hombres, ya sabes). Hay muchas Victorias Kent que opinan que las mujeres ven el fútbol no porque les guste el deporte, sino porque los jugadores "están buenos". Hay muchas Victorias Kent que aprietan su minifalda para encontrar curro, no vaya a ser que su "inteligencia y falta de preparación" no sea suficiente. Hay muchas Victorias Kent que ponen la lavadora porque sus maridos han dicho un día que no entienden los botones, y en vez de explicárselo, se lo creyeron (además, el hombre trae el dinero a casa; nosotras sólo ayudamos). Hay muchas Victorias Kent, en definitiva, que cuando una mujer triunfa, se preguntan en sus adentros (las más descaradas, también en sus "afueras") con quién se habrá acostado "ésta". Hay muchas Victorias Kent que cuando ven al hombre de sus sueños con otra, la mujer en cuestión, por encantadora que ésta sea, pasa a ser "la zorra esa".
Y hay, en definitiva, muchas Victorias Kent que con ese desprecio a la mujer ocultan el desprecio que sienten por ellas mismas no como mujeres, sino como personas que sólo se creen alguien en la vida si reducen a basura al resto de las mujeres que les rodean.

Y después, ¿de verdad nos atrevemos a decir que los machistas son "ellos"?