jueves, 30 de septiembre de 2010

Mi isla

Eres suave como el viento que ayuda a sobrellevar el sofocante calor de agosto en una playa cualquiera. No haces preguntas, escuchas, y tratas de entender mi locura y mi contradicción. En mis arranques aguantas la sed que luego me calmas en el vaso de mi libertad atada por la esclavitud que me he impuesto. No quieres nada más allá de este presente que se vuelve eterno cuando lo vivimos juntos. Sin pasado. Sin futuro. Sin utopias.
Cuando te tengo, me sobras. Cuando me faltas, estoy muerta.
Cada segundo contigo es tan blanco como negro. Tan real como imaginado.
Pero eres limpio. Eres sabio e ingenuo. Eres mayor y eres niño. Eres deseo.


Eres mi isla



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