sábado, 20 de noviembre de 2010

La cigarra y la hormiga, versión siglo XXI


Érase una vez una cigala y una hormiga.
En pleno verano, cuando el sol apretaba, la cigarra se pasaba el día durmiendo en la playa, y dedicaba la noche a la juerga: cubata por aquí, bailoteo por allá, fiesta en casa de uno y de otro.. Vivía bien porque no pensaba en el futuro, y disfrutaba cada instante.
La hormiga, en cambio, se pasaba todo el verano trabajando y aprovisionándose para el invierno, para que el día de mañana no le faltara algo que llevarse a la boca. Cuando las cigarras iban de juerga, la hormiga no podía porque incluso el fin de semana tenía que adelantar trabajo y seguir recogiendo grano y demás alimentos. Cuando las cigarras iban de ligoteo, la hormiga optaba por quedarse sola para prepararse un cómodo futuro. Inevitablemente, la cigarra miraba a la hormiga pensando: "Esta tía está loca". Y hasta hacía chistes sobre ella, y se burlaba.
Entonces, llegó el último día del verano. La hormiga se disponía a cerrar bien su almacén, del que se alimentaría todo el invierno, cuando, de pronto, estalla una tormenta, cae un rayo sobre el almacén, y todo lo que había trabajado acaba en llamas... La hormiga no podía creerlo, pero ni con los ríos que lloró logró apagar el fuego y salvar parte de lo que había atesorado todo un verano. Cuando andaba sin saber qué hacer, se encontró a la cigarra, sobre un montón de comida, disfrutando tal cual en verano. "¿Qué ha pasado?", preguntó la hormiga. "Que mientras tú trabajabas, yo me divertía, y la tormenta de esta noche, con el temporal de viento, trajo hasta mis pies, sin yo tener que moverme, todo este granero repleto sobre el que ahora disfruto".
"¿Me das un poco de tu comida?", dijo, resignada, la hormiga. "No, ¿qué hacías mientras yo disfrutaba", le asestó la cigarra. "Pues recoger comida para el invierno", contestó la hormiga. "Pues sigue recogiendo comida", no dudó en decir la cigarra, mientras cerraba en las narices de la hormiga el portón del granero.

Moraleja: Esopo y compañía son de otros tiempos...

3 comentarios:

  1. Es cierto, y lo has contado tan bien!!! No existe "esa" justicia más que en las fábulas. En la vida real, el azar nos sumerge en el caos. De todas formas, yo sigo creyendo en la ética, y que la hormiga tiene la victoria moral, aunque no tenga suerte, así como la cigarra en realidad pierde, aunque tenga suerte. Porque creo que el trabajo principal en la vida es la construcción de uno mismo. Esos ladrillos invisibles que ponemos con nuestra lucha construyen torres muy altas. Un beso, gran mujer, mejor que la hormiga y mejor que la cigarra.

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  2. Bueno, pues a mi me sale la vena empresarial, qué le vamos a hacer.

    Yo diría que si fuese ahora, la hormiga, tan previsora ella, habría hecho un seguro en condiciones, y también habría elegido mejores materiales, puesto que ahora hay más opciones.

    Por otra parte, seguro que habría localizado a otras hormigas que harían algunos trabajos mejor que ella y al concentrarse cada una en lo que mejor sabía hacer, harían un intercambio favorable. Seguro que algunas se unían y acababan digitalizando el muestrario e informatizando procesos.

    Es posible que la cigarra se hubiera convertido en guru (de estos tan al uso que ahora se llaman community manager) y vendería mucho humo en las redes. Seguro que sería muy popular, mucho más que la hormiga. Es lo que tiene Internet. Pero de la popularidad no se come.

    En fin, no sigo que me lío. Pero pobre Esopo, no me lo saquen de contexto. Es como pedirle a Aristóteles que concibiera el mundo sin esclavitud.

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