lunes, 30 de agosto de 2010

Obras en agosto



Por culpa de una otitis (bueno, por culpa del antibiótico de una otitis) me han prohibido terminantemente tomar el sol (¿para eso estuve un mes tostándome, para ahora en una semana perder mi difícil bronceado?). Total, que como seguimos con la jornada intensiva, y no puedo ir a la playa, una que es muy responsable se lleva el curro a casita, para ir adelantando con una cervecita en la mano...
Pero resulta que en agosto, en mi edificio, hay obras. Y no unas obras cualquiera, de estas que hay un murmullo pesado de fondo y punto, si no que son obras en la fachada del edificio.
Y, justamente hoy, les ha tocado taladrar mi pared. Y digo bien en singular, mi pared, puesto que en un mini apartamento de 38 metros cuadrados, decirlo en plural parece un delirio de grandeza... Imagínense ustedes lo que puede ser un taladro continuo en la pared de al lado, y encima con una otitis media aguda. Vamos, para irme directa al psiquiátrico...
Sí he sacado una conclusión de las obras en agosto: siempre hay quien se beneficia del mal ajeno. Y, si no, que se lo digan a los del bar de abajo, que estamos aquí medio vecindario, incluida la menda lerenda, ordenador (MacBook, of course) en ristre, y cervecita en la otra mano.
Estoy un poquito harta de los ruidos y ruiditos de este piso. Pero ese es otro tema en el que prefiero no entrar, porque anoche, por internet, encontré el piso de mis sueños (os lo juro, qué maravilla, y tirado de precio), y al llamar por la mañana, justo 10 minutos antes lo acababan de alquilar... Una pena.
Entre el estrés postvacacional, la decepción inmobiliaria, y los taladros (de fachada y de oído), espero no acabar histérica. Aunque ya hay por ahí quien me tacha de "paranoide total"... Pero bueno, ese es otro tema que otro día trataré en profundidad en este blog, porque tiene tela, tela, tela. Si acaso, me acerco al "borderline", pero paranoide... En fin.
A seguir con el aburrimiento. Gran invento el facebook

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