jueves, 22 de julio de 2010

Un año en siete días

Al cabo de tanta vigilia, de tanto roer silogismos, de tantas ruinas
y razones en ruinas, salgo al aire. Busco un contacto.
Y desde ese trampolín me arrojo, cabeza baja,ojos abiertos, a ¿dónde?
Al pozo, el espejo, la mierda
(Octavio Paz. "¿Águila o Sol?")

No he inventado la máquina del tiempo. No, no es eso. ¡Ojalá! Pero lo he conseguido: he 'vivido' (o 'revivido', según se mire) todo un año en una semana y pico (Carla, déjalo en 'y poco').
A veces, cuando me veo así de desbordada y no consigo librarme de la pesadilla de mi propia autoexigencia (hay que ver, papá, cómo me enseñaste a ser responsable... Te pasaste, creo yo. Te doy las gracias), a veces, digo, recuerdo un libro que era mi mejor refu
gio de niña. Como tenía miedo a la oscuridad, me dejaban dormir con una lámpara encendida, una de esas chiquititas que se colocan, con una pinza, en la propia cama, y aprovechando esa luz –con la paciencia de mi hermana, que compartíamos cuarto– me sumergía en el armario que conducía a Narnia, ése que muchos conoceréis por el cine, pero que ya quisiera parecerse mínimamente a las crónicas de C.S. Lewis...
Lo que me apasionaba era el pensar que podía vivir todo tipo de aventuras en otro mundo, y, cuando me cansara, ¡chas!, me volvía al mundo 'real' y para nadie –sólo p
ara mí– había pasado el tiempo.
Pues a veces, digo, me encantaría volver a mi Narnia particular, parar el reloj
y el calendario y poder retomar mi vida acelerada cuando me cansara de los leones y los faunos. En mi Narnia hubiera tenido un año para vivir un año. Y no hubiera necesitado trabajar
a destajo siete días para revivir 365...
Esto es una locura. No sé ni para qué escribo esto. Pero es que estoy un poco cansada de que todavía haya quien piensa que sólo el trabajo físico agota. No es verdad. La cabeza también es 'física'...
Lo único que espero es que os guste el Anuario Económico de Galicia. Desde luego, sin Lidia hubiera sido imposible. Otra de mi especie: autoexigente como ella sola. Así da gusto trabajar, ¡caray! Me considero, después de todo, afortunada.
Pues lo dicho... Pero no esperéis, eso sí, encontrar literatura en esas páginas. No. Como dixo o outro, "El trabajo es trabajo". No sé quien lo dijo, pero no, no tenía razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario